Análisis - Come and See: el sueño de la guerra

 País: Unión Soviética
Director: Elem Klímov
Elenco: Aleksei Kravchenko, Luibomiras Laucevitchuis, Olga Mirónova, Jüri Lumiste


La guerra es y siempre será una experiencia atemorizante. No sólo para quienes las pelean, sino para todo aquél que las experimente. Sin lugar a duda, los jóvenes que son arrebatados de sus hogares para ser reclutados no vuelven a ser los mismos. Tal es el caso de Florya (Aleksei Kravchenko) en la que es considerada una de las mejores películas jamás creadas.

Sin embargo, una de las percepciones de la guerra es que es un mal necesario. Incluso, existe gente que las considera una herramienta para mejorar a las nuevas generaciones, como la siguiente frase lo expresa:

“Hard times create strong men, strong men create good times, good times create weak men, and weak men create hard times.” 

En 1943, los alemanes llevaban dos años en Bielorrusia, ocupándola. Como consecuencia, miles de civiles soviéticos fueron asesinados y más de 600 pueblos quemados.  Es éste el contexto de la película, una Bielorrusia azotada por la crueldad, el hambre y el miedo. A pesar de ello, o tal vez debido a ello, un movimiento partisano soviético nació.  

Inspirada en la realidad, Come and See nos retrata el camino de un joven bielorruso con aspiraciones caballerescas pero inocentes. Sin entender realmente qué implica la guerra, Florya decide unirse a un grupo de personas quienes conforman una pequeña resistencia en la zona en la que él vive. Pero una vez que llega al lugar donde se reúnen comienza su largo y tortuoso camino hacia la verdad.

Los sueños son confusos, nos muestran realidades que no existen o que existen en otras condiciones, por supuesto que existen los sueños placenteros pero incluso cuando los disfrutamos podemos descubrir que algo no está bien. Igual que los sueños, la idea que tiene Florya, y muchas personas, de la guerra es distinta a la realidad, sea por ignorancia o por ideologías. 

En esta película entendemos que el viaje a la madurez no tiene porqué implicar el abuso y la violencia. Pues contrario a lo que la gente piensa, los cambios que la guerra produce no son madurez sino cicatrices emocionales. Pero sobre todo, que esa guerra que nos muestran las películas de acción, existe sólo en las películas de acción. Florya jamás ve el frente de batalla, debido a la naturaleza del grupo al que se une y porque él no es un soldado de ninguna manera. Es sólo un niño con un fusil, orillado por las circunstancias y una idea machista de la madurez a vestir como alguien que no es. 

Una parte importante de la obra son los cambios que vemos en el protagonista. Estos cambios lo rompen y lo dejan con cicatrices, tanto físicas como psicológicas. Hechos que las películas y la gente cuando habla de la guerra parecen convenientemente olvidar. En Come and See no se han olvidado de nada. La poca esperanza que nos queda en Come and See nos la arrebatan y devuelven con cada situación a la que se enfrenta el protagonista. Cabe resaltar que en ningún momento se nos olvida que Florya es un joven, apenas salido de la niñez y es eso, para mí, el gran triunfo de esta película. Igual que con la obra La Tumba de las Luciérnagas, la inocencia de la infancia y la juventud es lo que logra crear ese sentimiento de injusticia que normalmente no se siente cuando, quienes sufren la guerra, son adultos. 



Diferente hasta la raíz, Florya tiene que continuar con su vida. Sin hogar y sin familia, tiene que seguir adelante, igual que las millones de personas en el mundo que han sufrido la guerra. No es un hombre ni un valiente, es un joven roto.

Tráiler:



Disponible en: Youtube



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