Reseña - Freaky


País: Estados Unidos

Director: Christopher Landon

Elenco: Kathryn Newton, Vince Vaughn, Katie Finneran, Celeste O’Connor

Sinopsis: Una mística y antigua daga azteca provoca que un asesino, conocido como el Carnicero de Blissfield, intercambie cuerpos con una de sus víctimas, la estudiante de preparatoria Millie Kessler. Ahora, Millie deberá romper la maldición antes de la medianoche si no quiere quedarse para siempre en el cuerpo de un gigante que no se baña.

La parodia es una poderosa herramienta que desmonta los mecanismos de un determinado género hasta su más elemental esencia, exponiéndolos entonces al ridículo y a la risa. Pero al mismo tiempo, cuando la parodia es fina y certera, se convierte en un sentido homenaje a lo bueno que el género en cuestión puede llegar a ser si se despoja a sí mismo de gastadísimos clichés. En este tenor tenemos la franquicia de Shrek (en particular la 1 y la 2) con los cuentos de hadas, What We Do in the Shadows con los vampiros o, para quienes gustan del anime, One Punch Man con los superhéroes. Y ahora, para el subgénero slasher, llega Freaky del estadounidense Christopher Landon.

El slasher, género que ha engendrado figuras míticas como Jason Vorhees, Michael Myers y Freddy Kruger, consiste de una trama simple, adolescentes, un asesino imparable armado con algún objeto punzocortante, y litros de sangre. Con eso ha entregado joyas del terror; pero también es el origen de varios clichés asociados con el género del tipo quiénes son los primeros en morir, cómo se comporta la rubia, cómo se comporta el jugador de fútbol americano, qué hacen los papás, etc.




Freaky entiende a la perfección todas y cada una de las características de su género y, a través de un humor simple pero delicioso, las resignifica en un contexto actual que ve con reprobación buena parte de las mismas. La primera escena es todo lo que ya sabemos del slasher y que hemos visto una y otra vez. Pero el resto de la película es exactamente lo contrario y aun así no deja de ser un slasher. Este contraste alevoso revela el giro más importante de la película; hacía quién va dirigida la violencia del asesino de Blissfield. 

La cómica premisa se potencia a través de sus dos actuaciones protagónicas, donde Kathryn Newton (Detective Pikachu) se apropia de los dos estereotipos que tradicionalmente serían asignados a su personaje; la chica rechazada que encontraría su fortaleza en su despertar sexual y la bomba rubia que, sin una neurona, va a ser asesinada justo por el ejercicio constante de lo mismo. Su Millie Kessler no es ni una ni otra. Al tiempo que se carcajea de dichos arquetipos, Newton construye una preparatoriana que encontrará fácil su reflejo en cualquier chica de la audiencia. Por su parte, Vince Vaughn resulta hilarante en clave de gigante “amanerado” que es mejor para empatizar con señoras dolientes y bailar coreografías que para asesinar gente.


Como suele ocurrir con las películas de su director, el filme no alcanza el siguiente nivel porque la construcción dramática es muy pobre. Si bien es cierto que la parodia no necesariamente requiere de alguna, Freaky abre varias situaciones que lidian con las emociones de sus personajes, cerrando algunas con torpeza y otras sin siquiera retomarlas. El montaje se atasca con un par de falsos finales que pudieron haber funcionado muy bien por separado, pero que al presentarlos juntos terminan por anularse entre ellos. Por si fuera poco, existen unos serios problemas de lógica espacial tan notorios que pudiera ser que a un importante sector de la audiencia le sea imposible pasar por alto.

Landon, un veterano de la parodia, habiendo concebido las dos entregas de Happy Death Day y Scouts Guide to Zombie Apocalypse, entrega en Freaky la que hasta el momento es su película más lograda, ofreciendo hora y cuarenta de pura diversión e inteligencia. Lo que Ghostland (2018) hizo a través del drama, Freaky lo hace a través de la comedia, mostrando que no hay tema suficientemente explorado, género cinematográfico agotado, ni mucho menos convenciones que no se puedan trastocar a luz de nuevos valores o entendimientos porque “se pierde la esencia”. 

Calificación


Disponible en cines selectos y video on demand





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